Alphabay, el mercado ilegal de venta de drogas, armas y documentos falsificados más grande del mundoubicado en la conocida como “dark web”, ha caído esta semana gracias a la actuación del Departamento de Justicia de Estados
Unidos. Hace poco, también lo hizo otro mercado virtual de drogas, Hansa, en colaboración con la Policía nacional holandesa. Aunque suene a videojuego, el término “dark web” designa algo real que está a niveles muy diferenciados del uso que la mayoría de internautas hacen de la World Wide Web.
El uso que la mayoría de internautas realizan de Internet es solo una pequeña parte de todo lo que alberga
Alphabay según la Europol, tenía más de 200.000 usuarios y 40.000 vendedores, con movimientos de más de mil millones de dólares. La seguridad de enmascarar la identidad de los que actúan a este nivel en Internet ampara a sus usuarios, pero, ¿cómo llegan hasta ahí?
Existen varios conceptos a definir antes de conocer cómo se llega hasta un mercado ilegal que es diana de los servicios policiales en todo el mundo. El lugar en donde se ubican las redes sociales, la Wikipedia o los buscadores, es decir, la parte en la que la mayoría de los usuarios hace vida, se conoce como la “surface web”, o la web de superficie.
Es difícil conocer el número exacto de páginas web localizables: desde www.worldwidewebsize.com afirman que existen cerca de cinco mil millones de sitios web a día de hoy. Como alegoría, siempre se emplea la imagen de un iceberg; lo que queda encima del agua es la parte visible de Internet. Pero siempre hay mucho más por debajo.
La “deep web” y la “dark web” son, respectivamente, lugares de la red donde no hay indexación, es decir, no hay nada categorizado y no se pueden buscar como tal. El 90% de la red no es accesible a través de motores de búsqueda como Google o Yahoo, con lo que hay mucha información a la que no se puede llegar tan fácilmente.
No todo lo que contiene la “deep web” es malo: la información de seguridad contenida en nuestros correos electrónicos, por ejemplo, también se ubica ahí, igual que las consultas a la banca electrónica, por ejemplo.
El problema llega cuando, en vez de seguridad, se busca opacidad para realizar movimientos ilegales o sospechosos. La “dark web”, por último, corresponde a estas actitudes: está deliberadamente oculta a buscadores, y solo se puede acceder mediante programas específicos. Tienen sus propios dominios -acaban en .onion o .i2p-. La más popular de todas las redes que alojan sitios en la “dark web” es TOR; hay que descargarse primero el navegador para abrir las páginas web que aloja.
En ella, aunque se llegue de forma oculta, se pueden encontrar desde comunidades de intercambio de libros hasta páginas para descargar documentos, pasando por un YouTube de las profundidades, conocido como Deep Tune.
Fuente: Trecebits