Siete horas sin redes sociales pusieron en evidencia la alta dependencia de las empresas a estos canales de contacto y venta. Tips para minimizar el impacto de nuevas fallas
La caída masiva de WhatsApp, Instagram y Facebook, las tres redes sociales más usadas en todo el mundo, supuso enormes pérdidas directas para la compañía de Mark Zuckerberg, cuya cotización en la Bolsa de Nueva York se desplomó 4,9% en un solo día. Pero las repercusiones también se hicieron sentir fuerte en empresas y emprendedores argentinos: se estima que las siete horas que estuvieron fuera de servicio estas redes generaron un impacto negativo de u$s42.705.457 en Argentina.
Comunicaciones laborales, familiares, recreativas, gestión de turnos, venta de productos y hasta el pedido de una pizza son algunas de las múltiples tareas que hoy en día se realizan por redes sociales, lo que da cuenta de la enorme comodidad que nos brinda, pero de la alta dependencia que tenemos de ellas para cuestiones cotidianas. Por eso el colapso de estos medios ocurrido el último lunes fue un dolor de cabeza para todos.
De repente recordamos que existían otras vías de contacto, y hubo quienes descargaron apps de mensajes instantáneos alternativos, recuperaron su mail, volvieron a llamar por teléfono y hasta algunos se animaron a enviar los antiguos mensajes de texto. Cuando se confirmó el restablecimiento de los servicios prestados por Facebook todos volvimos a respirar aliviados. Pero para muchos el daño ya estaba hecho.
El impacto económico de la caída
El sitio Netblocks cuenta con una herramienta que permite calcular el impacto económico de los denominados “apagones de internet” que afecten a la telefonía móvil y también fija, pudiendo estimarlo por país en función de su PBI. Y más allá de que en este caso no se cayó todo, sí lo hicieron los servicios más utilizados en internet para comunicarse y vender, por lo que las cifras pueden aproximarse en mayor medida a lo ocurrido el lunes.
De acuerdo al informe, a la hora del apagón de redes ya se habían perdido u$s6,1 millones en Argentina. En las siete horas que demandó la recuperación total de los sistemas, la merma fue de u$s42,705 millones, y si el problema hubiera durado un día entero la cifra hubiera significado pérdidas por u$s146,418 millones. Una semana sin internet tendría un impacto negativo en el país de u$s1.024 millones, cuando las reservas del Banco Central cerraron septiembre en u$s42.911 millones.
Por suerte sólo fueron siete horas fuera de línea, pero lo más complejo es que buena parte de esas pérdidas las sufrieron pymes y emprendedores, que encontraron en las redes sociales la principal forma de comercializar en plena pandemia. Implican una forma fácil, rápida y gratis de contacto, además de poder escapar (al menos por ahora) a las garras de la AFIP. Por otro lado permiten publicitar productos y servicios a bajo costo, llegando directamente al target apuntado y ofreciendo estadísticas al instante. No hay razones lógicas para que un comercio, empresa o emprendedor no esté en las redes, pero la caída de estas exhibió los problemas de depender exclusivamente de ellas.
Por qué no hay que depender 100% de las redes sociales
En primer lugar, se debe saber que las redes no son propias, por lo que no tenemos control absoluto. Así como pueden caerse y no saber cuándo volverán a funcionar, también está la posibilidad de que nos den de baja cuando quieran por no respetar alguna de sus reglas, que cambien el algoritmo (en el caso de Facebook o Instagram) y nos empeore la visibilidad y por ende las ventas, que suban los costos mucho más de lo que podamos pagar, o que simplemente el cliente quiera tener contacto por voz o cara a cara para decidirse por la compra, y no estemos en condiciones de ofrecerle algo tan básico.
Por estas, y muchas otras razones, si un negocio depende por completo de las redes sociales para funcionar se torna sumamente vulnerable. Y lo del lunes debería ser tomado como un alerta. Esto es lo que recomiendan a empresarios y emprendedores los expertos hacer en adelante.
Tips para empresarios y emprendedores
– Sitio web: es lo básico con lo que debe contar todo negocio para no estar atado a las redes sociales. Allí se puede describir el producto o servicio, mostrar imágenes, gestionar compras online y ofrecer vías de contacto alternativas como mail o teléfono. Se puede armar un sitio sencillo siguiendo pasos brindados incluso por proveedores del hosting y dominio, aunque para funcionalidades especiales es recomendado contactar a un diseñador web.
– Chat en vivo: si ya cuenta con sitio web pero el chat en vivo está ligado a Facebook, se puede probar con Zendesk o LiveChat, que son dos muy buenas opciones para sustituir “inbox” Messenger de Facebook.
– Canales de comunicación: sí sólo depende de Whatsapp puede quedarse hablando solo. Lo ideal es tener varios canales, así cuando falla uno, hay plan B o C. Telegram y SMS son dos alternativas. También se podría contratar a un contact center. Volver a lo más básico de todo no falla: un domicilio y un teléfono fijo.
– Google Ads: si en este momento toda su publicidad está en Facebook o Instagram Ads, es momento de hablar de SEO y posicionamiento en motores de búsqueda. Hay que considerar que la intención comercial está en Google, mientras que las redes sociales están más enfocadas en reconocimiento de marca, por lo que no es mala la apuesta.
– Comunicación interna: si todos sus colaboradores utilizan Whatsapp para comunicarse estuvieron medio turno desconectados, por lo que es necesario sumar otras herramientas de colaboración en línea para asegurar la comunicación interna. Algunas de ellas son Trello, Slack y Monday, y capaces de integrarse con Google Drive.
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Fuente: ECOS365