Vivimos en un mundo donde Internet ha ido conquistando parcelas de nuestra actividad diaria y de nuestras relaciones personales. Pero ahora también está en diferentes objetos como electrodomésticos y sensores que podemos encontrar en nuestros hogares. El llamado ‘Internet de las Cosas’ se mueve en una realidad que está provocando un nuevo tipo de relación entre el ser humano y los objetos que le rodean, lo que traerá cambios en la forma de actual y relacionarse y en los procesos de negocio.
Además, esta nueva realidad acarreará consigo una focalización en el individuo. Esto tendrá un especial impacto en la oferta de los servicios y productos de las empresas. Ya no serán generales para una comunidad sino personalizados al máximo en función de los gustos y preferencias de cada persona. Esto lo estamos viendo ya en el sector de los seguros donde hay compañías que ofrecen coberturas personalizadas.
Por otro lado, el Internet de las Cosas introducirá millones de nuevos sensores y dispositivos que generarán datos en tiempo real, lo que obliga a las empresas a seguir implementando procesos de digitalización, ya quenecesitarán tecnologías de almacenamiento y big data para recoger y analizar esos datos y convertirlos en información de valor para la toma de decisiones.
En este sentido, lo que hace big data es dar cobertura, desde el punto de vista de la solución, a esta explosión de datos que se va a producir derivado de que todo esté conectado. Hay que tener en cuenta que mucha de esta información caducará y no servirá para nada. Por ejemplo, el tener la casa, el vehículo y el individuo conectados supone un gran reto y exige una automatización de todos estos datos y muchos procesos para al final mejorar el nivel de vida de las personas. Ello va a suponer cambio de hábitos y dejarse llevar por algoritmos que van a pensar por nosotros.
Actualmente, hay tecnología suficiente para afrontar este reto, pero los fabricantes son conscientes de que hay que esperar a que el mercado esté realmente preparado. De otra forma, solo conseguiríamos ahogarnos en un mar de datos, y volvernos más tontos. Este es el verdadero riesgo que se corre con un mal uso de los datos, aparte de errar en las inversiones.
FUENTE: bigdata.ticbeat.com