Actualmente hay cerca de 120 plataformas distintas de redes sociales con usuarios activos, algunas más genéricas, como Facebook, Instagram, Twitter o Snapchat, y otras de nicho y para un público más específico.
Este matiz es importante, sobre todo para quienes dirigen un negocio y se marcan el objetivo abrir un perfil en cada red social que descubren o que acaba de salir. Sabiendo que pueden hacerlo en más de un centenar de ellas, esto se antoja imposible. Pero es que además no es práctico ni efectivo.
Estar en redes sociales nos da mucha visibilidad y nos ayuda a atraer tráfico a nuestro sitio web. Con ellas podemos incluso anunciar nuestro negocio, ya que todas (o una gran mayoría) ofrecen plataformas de publicidad online de pago. Son una herramienta perfecta para promocionar, difundir, vender, comunicar y exponer nuestros productos o servicios.
Sin embargo, esto no significa que todas las redes sociales vayan a ser útiles para nuestro negocio. De hecho siempre será más eficaz estar en sólo una, que encaje con nuestro público o nuestro sector, y a la que dediquemos todos nuestros esfuerzos, que estar en decenas de ellas, duplicando contenidos y consumiéndonos demasiados recursos.
Por eso, antes de abrir una cuenta en redes sociales de nuestro negocio, conviene tener claro varias cosas:
- El perfil de una marca no es como el personal: un error de manual es pensar que si tenemos destreza actualizando nuestro perfil personal en redes sociales, sabremos hacerlo con el de nuestro negocio.
- El público de cada red social: si conoces tu target, tienes que averiguar qué redes sociales utiliza. Si tus usuarios son mujeres urbanas de entre 18 y 30 años, Facebook puede ser interesante, aunque sólo sea porque es la que más usuarios tiene, pero Instagram será una opción muy interesante (es la red social más “femenina” junto con Pinterest).
- Si encaja con nuestro producto/servicio: si nuestro negocio es un despacho de abogados, parece difícil pensar que una cuenta en Instagram o un canal de Youtube vaya a servir de mucho. El material visual o gráfico brilla por su ausencia en el mundo del derecho. Sin embargo, si cuenta con un blog donde comparte contenido interesante del sector, una cuenta de Twitter o de Facebook serán muy útiles para difundirlo y generar imagen de marca.
- Cómo funciona cada red social: anes de empezar a usar una herramienta, hay que conocerla. Y ya no hablamos sólo del aspecto técnico, sino también conductual. Cada red social tiene sus propias normas (muchas veces no escritas) que conviene respetar; si crees que tu producto o servicio no encaja con ellas, lo mejor es descartarla.
La consultora Pew Research Center acaba de elaborar un estudio para conocer el perfil demográfico del usuario medio de las redes sociales más conocidas. Aunque los datos se han extraído del público estadounidense, muchas de sus conclusiones son extrapoblables a otros países occidentales, como España:
- Facebook: sigue siendo el rey, aunque su perfil de usuario medio ha evolucionado en los últimos tiempos. Su popularidad entre los adultos mayores ha crecido rápidamente; el 62% de los estadounidenses de 65 años de edad y en adelante y tienen una cuenta en esta red social, cuando en 2015 eran del 48%.
- Twitter: lo emplean alrededor del 21%, tanto hombres como mujeres con educación superior. El grupo poblacional más numerosos está comprendido entre los 18 y 29 años de edad. Es muy popular entre profesionales de la comunicación (periodistas, publicistas, etc).
- Instagram: la emplean el 28% de los estadounidenses adultos (aquí sí que hay que resaltar que España es un país de “instagramers“, cuyo número se ha disparado en 2016, también entre la población adulta). El 60% de sus usuarios tiene entre 18 y 29 años de edad, siendo la mayoría mujeres urbanas.
- Pinterest: lo emplea el 26 % de los estadounidenses adultos, con una mayoría abrumadora de mujeres, con edades comprendidas entre los 18 y 29 años y entre los 30 y 49 años.
- LinkedIn: lo emplea cerca de un 25 % de la población adulta, la gran mayoría profesionales con educación superior y puestos de responsabilidad.
Vía | Forbes