Nuestra presencia en las redes sociales debe ser planificada conscientemente. Cada uno de nosotros debería ser su propio Community Manager y de la misma manera que el CM crea un Social Media Plan (el documento en el que se recoge la planificación, el desarrollo y el análisis de la estrategia corporativa en las redes sociales), el profesional también debe trazarse un plan que siguiera esas tres partes diferenciadas.
Dentro de la planificación, debemos seleccionar aquellas redes sociales en las que queremos tener presencia teniendo en cuenta una serie de aspectos:
– Los objetivos
Para poder elegir, debemos conocer las plataformas. Difícilmente podremos seleccionar qué redes sociales se ajustan más al objetivo que queremos conseguir con ellas si no las conocemos, si no sabemos qué es Twitter, cuáles son los fundamentos de LinkedIn o cómo se abre un perfil en Facebook.
Aclarado esto, hay que tener en cuenta que un profesional que busque estar informado, tendrá que tener presencia en una red como Twitter, mientras que si lo que desea es encontrar un posible trabajo, una colaboración o acceder a fuentes solventes, quizá le convenga también tener presencia en LinkedIn.
Si lo que desea es difundir contenidos en vídeo expresamente grabados durante la cobertura de un evento, quizá deba decantarse por Vine o Periscope. Pero cada cual acabará buscándole un uso propio a las plataformas, por eso es importante conocerlas, para poder elegir.
– Los recursos
Cada día se desarrollan nuevas redes y aplicaciones sociales, por lo que es imposible estar presentes en todas ellas sin volverse loco o dedicar las 24 horas del día a actualizar todos los perfiles.
Debemos seleccionar aquellas plataformas que más se ajusten a nuestras necesidades pero también aquellas que seamos capaces de actualizar y utilizar. No tendría ningún sentido abrir perfiles en todas y que cuando los usuarios entraran a algunas de nuestras cuentas vieran que no hay actividad, que no han sido actualizadas.
La sensación de abandono de una cuenta en una red social se traduce en desgana o dejadez del profesional, una imagen que no beneficia nada a esa marca personal que estamos tratando de crear.
Además de establecer aquellas redes sociales, aplicaciones que más se ajusten a nuestros objetivos y a los recursos que podamos destinar a su gestión, tendremos que dejar también “espacio” para probar otras plataformas que vayan surgiendo. Algunas iremos incorporándolas a nuestro día a día si consideramos que pueden resultarnos útiles para el desempeño de nuestro trabajo.
Fuente: Trecebits